domingo, 25 de marzo de 2007
Volar
Un día mientras estaba sentada en la rama del arbol que había sido su casa por todos estos años se preguntó por qué ella no podía volar como las libélulas; todas las mañanas se quedaba contemplándolas y pensando en lo lindo que sería poder alcanzar las nubes o alguna estrella.
Ese día Sue decidió que viajaría hasta encontrar una respuesta a su pregunta; empacó una maleta con la poca ropa que tenía, se despidió de su mamá y salió a recorrer el mundo.
Era una mañana soleada y perfecta para ponerse en camino.A su paso, los habitantes de aquel lugar la miraban impresionados y con toda razón pues ¿quien ha visto un hada que prefiera caminar en vez de volar?
Ella no entendia por qué la miraban con tanto asombro pero decidió no darle importancia, después de todo eran desconocidos y sus opiniones no le importaban.
Caminó y caminó hasta que varios días después llegó a un lugar increible. Las hojas de los árboles eran rojo oscuro y las frutas verde claro. Habían cientos de criaturas volando sobre su cabeza, bailando en el aire, haciendo figuras con su vuelo.
Subió por una de las ramas del árbol más cercano para lograr hablar con alguna de aquellas magníficas criaturas. Mientras iba subiendo se dió cuenta que se parecian a su madre, a ella.. ¡esas criaturas eran hadas!
Saludó a un hada pequeñita que la miraba con curiosidad desde lejos y le preguntó como hacía para volar pero la chiquilla asustada se fue a esconder detrás de su madre. Entonces, en ese momento llegó la hermana mayor de la pequeñita que acababa de asustar y Sue, después de saludarla, le preguntó que cómo hacía para volar, que si le podía enseñar. El hada rió y le pregunto: ¿Alguna vez lo has intentado?
Sue le respondió que no, que se mataría si se tiraba desde una rama solo por intentar volar y Clara, que así se llamaba la nueva amiga, le respondió: ¿entonces como sabes que no puedes volar? y la empujó de la rama.
Sue gritó mientras caía a través de las hojas desde ese árbol altísimo y por su mente cruzó la idea que ella también podía volar y en ese momento sintió como si una mano poderpsa la empujara hacia arriba.. ¡estaba volando!
Descubrió que todos estos años había tenido miedo a caer y por eso no había ni siquiera intentado hacer eso que tanto deseaba; pensó en todo lo que desde este momento podría hacer y los muchos lugares que podría conocer y fue felíz por fín.
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1 comentario:
Que bonito! me gusto mucho. Tienes que echar a volar para perder ese miedo a caer. Has lo que quieras para tener el mundo a tus pies.
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