Ese verso está inmerso en la nebulosa que une sueños y recuerdos. Se escapó de la canción para juguetear en mi oído y timidamente resbalarse en el caracol que lo arrastró a mi mente.
Ese verso es cosa seria. Despierta las musas dormidas, me obliga a escribir. El incansable estribillo danza a través de mis pies, canta a través de mi voz.
Ese verso juguetón me lleva de la mano al lugar donde hace mucho tiempo quedó encerrada mi inspiración. Ella, libre, fiel a su convicción de mantenerme con insomnio, revolotea en mi cabeza al ritmo de esa canción, ese verso, una y otra vez la repetición.